RONDALLES 2.0

Había una vez una chica llamada Cenicienta. Cenicienta vivía junto a su padre y a la nueva mujer de este que también tenía dos hijas, Vanessa y Jennifer. Vanessa y su hermana siempre andaban riéndose y burlándose de la pobre Cenicienta ya que esta nunca salía y la cantidad de amigos que tenía era más bien poca.

Un día, mientras Cenicienta cenaba, Jennifer se acercó a ella y le dijo:

 

-Vamos a salir esta noche Ceni, te apuntas?

-Claro que si! Me encantaría!

-Ah no, espera, que a los sitios que nosotras vamos solo viene gente guay y moderna, no hay sitio para ti en un lugar como ese!

 

Jennifer se levantó y se fue riéndose pero Cenicienta ya estaba harta de la situación así que decidió arreglarse y salir ella también junto a sus hermanastras. Se puso su mejor vestido, llamo a un taxi y se fue tras sus hermanas. Una vez en la discoteca se sentía muy fuera de lugar, todo el mundo pasaba y la empujaba mientras se reían de ella. En cierto momento vio a un chico muy guapo en la barra y decidió acercarse pero entonces vio que el chico ya estaba hablando con otra mujer, con su hermana Vanessa. Frustrada fue corriendo al baño mientras las lágrimas comenzaban a brotar. Mientras lloraba en el baño se le acercó una mujer que ya tenía cierta edad pero iba muy bien arreglada y tienta un aspecto muy juvenil.

 

-¿Qué te ocurre bonita?

 

-Soy un auténtico fracaso, no soy guapa, no encajo en ningún lado, mi vida no tiene sentido.

-Bobadas, eso es que no sabes sacarte partido. Ven conmigo, en el coche llevo algo de ropa, ya verás como consigo que esta noche triunfes.

 

La Cenicienta acompañó a la mujer al párking. Sacó un vestido muy ajustado con estampado de leopardo y se lo dio. También le dio unos tacones negros muy altos y al instante Cenicienta parecía otra mujer. Al observarse se sintió extraña pero al final volvió a entrar decidida a ir a por el chico que tanto le había gustado. La noche fue larga y alocada y al día siguiente Cenicienta se despertó en una cama que no era la suya y decidió que aquel tipo de cosas le gustaban y que a partir de ahora iba a vivir la vida loca. Salió por la puerta con una gran sonrisa en la cara y sin mirar atrás.

FIN